Como cada vez que vamos a las carreras, el ambiente previo a la misma
suele ser una mezcla entre nerviosismo, inquietud pero a la vez la
sensación de estar distendido, pues nos vamos encontrando muchos amigos y
conocidos que ya hemos ido conociendo durante nuestras participaciones
(aún pocas en mi caso, pero muchas en las de la mayoría).
Esta carrera
del Pilar no iba a ser una excepción. Llegamos temprano para recoger
nuestros dorsales. La organización los había dispuesto ya en un sobre
puesto que habíamos inscrito hasta ocho participantes (al final fuimos seis: Miguel "tomate",Miguel "hotel",Jorge "Corazón de León",Miguel Ángel,Aguerrida y Javi NSLP).
Los previos, como
decía, muy agradable, pues la hora y media se me pasó volando gracias a
estar saludando a conocidos y amigos que aparecián por doquier. Una
diferencia con el año pasado fue que este me encontré con una
participación juvenil mucho mayor. Cantidad de chicos de categorías
inferiores que pusieron un color muy especial a la carrera, a la vez de
hacerla mucho más rápida especialmente al comienzo de la misma.
Una
vez dado el pistoletazo, y el "Viva la Guardia Civil", como decía (y
presentía), el ritmo se hizo frenético desde el principio. Incluso por
mi parte, y aún sabiendo que no me sientan bien los comienzos rápidos
(para mis posibilidades, claro está), suelo caer en el mismo error y me
dejo ir llevado por la inercia del pelotón intentando aguantar el ritmo
de cabeza.
Ya en el segundo kilómetro comienzo a pagar las
consecuencias, y le comento a Javi, que había hecho el primer tramo
conmigo, que continúe su camino, ya en la subida del Puente del Muelle
Juan Carlos I. Nos volvemos a cruzar ya con la cabeza justo cuando
comenzamos a ascender el puente, estamos a la mitad del recorrido y he
encontrado mi verdadero ritmo, encontrando, como indicaba en otra
crónica, a esos corredores que sabes que ya van a acompañarte el resto
de la carrera.
Efectivamente, me planteo la nueva subida al comenzar
el cambio de sentido, el tramo de bajada me ayuda a recuperarme y a
partir de la rotonda, comienza el último esfuerzo, donde, como casi
siempre, intento adelantar el mayor número de corredores posibles, lo
consigo con muchos pero con otros ya la llegada a meta me indica que
será imposible.
Buen tiempo, en líneas generales, un breve período de
zozobra antes de la mitad del recorrido (algo que me suele ocurrir en
muchas ocasiones) que pasa en seguida y muy buen final.
Las
sensaciones, buenas, camiseta de regalo, muy buen ambiente en línea de
meta en una carrera que resulta más familiar que otra cosa, pues
presenta posibilidades de esparcimiento para niños y familiares.
La
próxima cita, si no media algo este próximo 21 de Octubre, será en Los
Barrios, una carrera larga y mucho menos explosiva para la que el
planteamiento será absolutamente diferente.
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