Este puente del Pilar nos fuimos hacia la bonita localidad serrana de Beanaojan para realizar la II Marcha de la Cueva del Gato, organizada por el club Benaojan Sierra y luz y el ayuntamiento de la localidad.
Partimos el viernes con tranquilidad hacia Benaojan, buscamos aparcamiento para montar nuestro campamento base y nos fuimos a recoger los dorsales.
En el colegio nos encontramos con nuestros hermanos, Caiman, Caiwoman, Juana, Fran y Noelia, tras los saludos de rigor y charlar un buen rato decidimos dar un vuelta todos. Encontrándonos en la puerta del local de ensayos al grupo Mercader de Sueños, invitándonos a pasar y donde tuvimos el honor de escuchar una canción especialmente compuesta para la carrera.
Llegó el gran día, recibimos las llamadas de Salvi y Pepa, que acababan de llegar y se dirigían a recoger el dorsal y la de Sin Piernas que estaba ya en la plaza del pueblo (salida).
A las 9:00 de la mañana se dió la salida, la marabunda se puso en marcha. Empezamos deambulando por la calles del pueblo que empezaban a empinarse cada vez más y más, hasta que salimos del mismo por un sendero de unos 6 kms aproximadamnetne con un fuerte desnivel y mucha piedra que hizo que el grupo se estirara y disgregara, no habiendo sitio apenas para adelantar, aquí ya perdimos de vista a Sin Piernas, Salvi y Pepa.
Cuando llegamos a los llanos de Libar comenzamos a trotar, lo que nos valió para ir soltando piernas. Después de una subida pasado el segundo avituallamiento, comenzamos a bajar por un camino que en un principio era muy pedregoso y técnico pasando luego a estar hormigonado con una fuerte pendiente que hacia que los cuadriceps sufrieran y que nos conduciría hasta la localidad de Cortes de la Fra..
En Cortes hicimos un abreve parada en el avituallamiento donde encontramos a nuestro amigo Fran dándonos ánimos, hasta ese momento estábamos bastante enteros todavía. Continuamos por una senda dirección hacia la estación de Cortes, pasando junto a una curiosa piedra que es conocida como la "casa de la piedra". Ahora nos enfrentábamos al tramo que para nosotros nos ha gustado menos, un continuo sube y baja por un camino ancho que unido al calor se nos hizo tedioso y monótono.
Llegamos a Jimera de Libar, el avituallamiento estaba situado al final de una cuesta junto a una especie de merendero o parque, allí repostamos agua y cogimos un puñado de gominolas para ir tomando azúcar por el camino.
Continuamos bajando casi hasta el nivel del río , tomando un sendero paralelo al cauce y a la vía del ferrocarril, espectacularmente bello y con paisajes idílicos. En ésta zona a Aguerrida le dió una pequeña pájara, pero pudo recuperarse tras comer en el siguiente avituallamiento.
Pasada la estación de Benaojan, nos desviaron dirección hacia la cueva del Gato, donde tendríamos que enfrentarnos con la última dificultad montañosa del día , la cuesta del Camino viejo de Ronda que pasa por encima de la cueva del Gato. Aunque estábamos "cascados", psicológicamente volvíamos a estar fuertes, teníamos una sonrisa en la cara porque sabíamos que ya casi teníamos superado el desafío, al final de la cuesta teníamos el último avituallamiento, nos hidratamos y alcazamos a nuestra amiga Sol, que habíamos estado media carrera haciendo la "goma". Ya solo quedaban dos kilómetros para la meta, bajamos trotando hasta la entrada al pueblo.
Por fin en el pueblo, entramos en meta los tres juntos recibiendo un caluroso recibimiento, y la satisfacción de que Sol había llegado la primera de su categoría.
Nos dirigimos hacia el comedor donde nos dieron unos bocatas de lomo y cerveza a discrección esperando al resto de compañeros para compartir las vivencias y reirnos un rato, como siempre de la falta de entrenamiento y el exceso de cervezas.
En resumen, un fin de semana que tardaremos mucho tiempo en olvidar entre maravillosos amigos, echando de menos a Juan "comecaminos" y a Langui que fueron baja de última hora . La organización de la carrera perfecta y le agradecemos el cariño y el trabajo depositado en la prueba implicando a todo un pueblo volcado con los visitantes. Los voluntarios maravillosos y encantadores atendiéndonos con cariño y la sonrisa en la boca. El año que viene ni decir que volveremos.
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