Como no podía ser de otra manera, el domingo nos levantamos a las luces del alba para enfrentarnos a un reto que había dejado huella en nosotros por el fracaso que obtuvimos en el primer intento. Teníamos claro "el objetivo", habíamos analizado los errores, habíamos aprendido de ellos y tras haber realizado un entrenamiento exhaustivo, tanto físico como mental, había llegado el momento de la verdad... el orgullo senderista de la peña estaba en juego. ¡Si nos perdemos en la comarca..., que será de nosotros cuando crucemos su frontera! No podiamos fallar, sería una mancha negra en nuestro curriculum que jamás podríamos borrar. Vestidos de gala para la ocasión, el valor en alza y el coraje a flor de piel, salimos los cuatro aguerridos para enfrentarnos con la montaña.
Esta vez no nos equivocamos de sendero de entrada, el camino se encontraba perfectamente marcado, con
hitos cada 5m, increible... (no añadiré comentarios al respecto). La subida fue espectacular, al principio íbamos cogiendo altura a través de un cortafuego, desde allí podíamos ir disfrutando de unas hermosas vistas del Valle de San Carlos del Tiradero mientras saboreábamos algunos madroños. Después de 3km, abandonamos el cortafuego para adentrarnos en un sendero
salteado por flores de ojaranzo. La luz del sol a esas horas de la mañana se filtraba entre los alcornoques y los quejigales transformando la zona boscosa en un lugar mágico. Íbamos realizando paradas para hacernos fotos y disfrutar de la naturaleza que nos envolvía. Cuando nos quisimos dar cuenta ya estabamos en la zona más alta divisando el punto geodésico de "La Cruz de Romero", esto ya era "pan comido". De la envolvente arboleda pasamos a los brezos y a las jaras y de ahí, a una zona cada vez más despejada, como si se tratase de un gran jardín salteado de monumentos rocosos erosionados al antojo de Eolo.
Esta vez no nos equivocamos de sendero de entrada, el camino se encontraba perfectamente marcado, con
hitos cada 5m, increible... (no añadiré comentarios al respecto). La subida fue espectacular, al principio íbamos cogiendo altura a través de un cortafuego, desde allí podíamos ir disfrutando de unas hermosas vistas del Valle de San Carlos del Tiradero mientras saboreábamos algunos madroños. Después de 3km, abandonamos el cortafuego para adentrarnos en un sendero
salteado por flores de ojaranzo. La luz del sol a esas horas de la mañana se filtraba entre los alcornoques y los quejigales transformando la zona boscosa en un lugar mágico. Íbamos realizando paradas para hacernos fotos y disfrutar de la naturaleza que nos envolvía. Cuando nos quisimos dar cuenta ya estabamos en la zona más alta divisando el punto geodésico de "La Cruz de Romero", esto ya era "pan comido". De la envolvente arboleda pasamos a los brezos y a las jaras y de ahí, a una zona cada vez más despejada, como si se tratase de un gran jardín salteado de monumentos rocosos erosionados al antojo de Eolo.Tras las fotos de rigor victoriosos en la cumbre, nos dedicamos plácidamente a disfrutar de los
recovecos de esos monumentos rocosos. En uno de esos rinconcitos nos comimos el bocata y nos deleitamos de las espectaculares vistas: el pantano de Almodóvar, Barbate, Facinas, Tarifa, el pantano de Charco Redondo, etc. Quedamos sorprendidos por la presencia de una hermosa cierva, aunque por su espantada creo que fue ella quién se llevó mayor sorpresa, yendo acompañada por dos cervatillos.
Iniciamos el regreso cansados pero pletóricos de haber disfrutado de ésta magnífica ruta.
Iniciamos el regreso cansados pero pletóricos de haber disfrutado de ésta magnífica ruta.
No hay comentarios:
Publicar un comentario