Se cumplió un sueño que teníamos
desde hace mucho tiempo, siempre había imaginado ir, sobre todo cuando veía las
etapas por la tele en las calurosas tardes de julio y por fin pudimos asistir en directo
a la 18 etapa de la 101ª edición del Tour de Francia (que número más bonito) entre Pau y Hautacam a su paso por el majestuoso Tourmalet.
Dos días antes de la etapa partimos
desde Torla donde habíamos estado haciendo rutas por el parque de Ordesa hacia
Francia, pasando por los míticos puertos que otros años han disfrutado del paso del Tour de Francia, entre ellos el Col d´Aubisque de
categoría especial con una pendiente media del 7% con una longitud de 17,3 kms
y 1790 metros de altitud, donde había instaladas tres bicicletas gigantes
decoradas con los colores de los tres maillot de las clasificaciones
principales (amarilla del lider de la general, lunares del lider de la montaña
y verde del lider de la regularidad) no pudiendo evitar el subirnos a ella para
hacernos algunas fotos. De allí pasamos por el Col du Soulor con 1474 m de
altura y 5,12% de pendiente media.
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Col d'Aubisque |
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Col d'Aubisque |
Nuestro objetivo era disfrutar del Tour a mitad de etapa en su paso por el Col du Tourmalet. Para ello tuvimos que subir un día antes para poder buscar sitio, ardua tarea, y que no nos pillara el corte de carreteras que se realiza en esa zona, 24h antes.
A medida que nos íbamos acercando al Tourmalet, veíamos a más y más ciclistas emulando a sus ídolos y ascendiendo al mítico puerto. Todos los lugares donde podía
caber un vehículo estaba ocupado por una autocaravana, no he visto mas
autocaravanas juntas en mi vida, las había
de todas las marcas y tamaños habidos y por haber.
Por fin coronamos el puerto,
pasando junto a la estatua en honor al primer ciclista que coronó la cima en 1910, Octave
Lapize. Probamos buscar aparcamiento a unos 20 metros de la cima, teniendo una
suerte increíble al encontrar sitio
junto a los vehículos de emergencia al lado de la carretera.
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Monumento a Octave Lapize en el Col du Tourmalet |
Nos instalamos, para después dar
una vuelta por la zona, vivir el gran ambiente que había, parecía una romería, con gente pintando la calzada, adornando coches y autocaravanas, ciclistas por todos lados y de todas las nacionalidades, unos colocando pancartas, charangas tocando, aquello era una gran fiesta del ciclismo.
Quisimos cumplir con un encargo especial de nuestro amigo Ángel, buscar la placa Memorial que habían
colocado de su cuñado en la cima del Tourmalet. Dicho y hecho, nos
pusimos mano a la obra. Entramos en el restaurante de la cima y nos quedamos
admirando las fotografías de las paredes por
si estaba allí la placa, pero eran de ciclistas de todas las épocas que habían coronado el
famoso puerto. Preguntamos a la propietaria indicándonos que no estaba allí la placa colocada.
Después de la cervecita y de las reglamentarias fotos en el restaurante y en la
estatua del ciclista empezamos a curiosear por la zona, encontrando pintadas en
el suelo de un paisano de Trebujena, cosa que nos alegro, seguimos buscando la
placa sin éxito.
Decidimos hacer un “pateo”
tomando el camino que sale desde la tienda de souvenir y llega hasta el Pic du
Midi (2877m.) donde está ubicado un importante observatorio astronómico, pero
viendo que estaba demasiado lejos y que había que salvar demasiado desnivel y no llevábamos
ni agua, decidimos quedarnos a medio camino admirando la belleza del lago
glaciar ( Lac Bleu) que hay a sus pies.
De nuevo en el campamento base y después de comer algo, proseguimos buscando la placa. Nos dirigimos a la carretera y por fin
dimos con ella, la teníamos delante de donde habíamos aparcado y no nos habíamos percatádo hasta ese momento, encontrándose en la última curva a escasamente 25 metros de la
coronación del puerto.
Misión Cumplida, dando parte a nuestro amigo de su
hallazgo.
Por la tarde, Aguerrida, tuvo la idea de dejar una prueba
del paso de nuestra Peña por el "Col", pegando una pegatina en el cartel
indicador de cima del puerto. Esperemos que dure muchos años y que podamos
repetir para comprobar que sigue allí.
Durante la tarde hubo un gran ambiente, grupos jugando a la petanca (¡como no, estando en Francia!), con gente cantando y tocando canciones con trompetas y percusión paseándose entre los coches y las autocaravanas, caldeando el ambiente. Empezó a meterse una espesa niebla y un fresquito que hizo que la gente se fuera recogiendo en sus casitas móviles.
Llegó el gran día, después de un buen desayuno y de ser
gratamente sorprendidos por un rebaño de llamas, nos fuimos con nuestras sillas
a la carretera para coger un buen sitio y colocar nuestra bandera. Había que hacer
tiempo hasta las 14:00, momento en el que debía pasar la caravana publicitaria, estuvimos paseando para ver pintadas y el ambiente.
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Padre e hijo sufriendo los últimos metros del Col du Tourmalet |
El paso de ciclistas era continuo, gente de todas las edades con todo tipo de biciletas,
padres remolcando a sus hijos y algunos con indumentarias originales (el
indio Valverde, el parisino con sus baguettes y perro incluido…etc.) . Luego aparecieron
un par de animadores que dando carreras puerto arriba y puerto abajo arrancaron
las sonrisas y aplausos de los allí presente, rifándoselos para poder sacarse
una foto con ellos, destacando a la vigilante de la playa al más puro estilo de Pamela Anderson.
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El indio amigo de Valverde |
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Javi NSLP con Pamela Anderson |
De la caravana no hicimos fotos, ya que estábamos bastante
ocupados en intentar pillar de todo lo que regalaban, saliendo bien parados
consiguiendo varias gorras (incluida la de lunares del premio de la montaña) y
una camiseta técnica de lunares.
Una vez terminado el paso de la caravana publicitaria, decir
que fue bastante larga y regalaban numerosas cosas por el gran número de patrocinadores, hicimos amistad con un par de ciclistas
vascos que habían subido en bici. Te quedabas con la boca abierta escuchándolos
como viven esta gente el ciclismo, comentándonos que cogen vacaciones para
hacerse todos los puertos de montaña que pueden del Tour y de la Vuelta y sabiéndo nombres y apellidos de cada ciclista como si de una alineación de fútbol se tratase.
Ya se palpaba que el pelotón andaba cerca, sobrevolaba nuestras cabezas el helicóptero
de televisión y pasaban coches de equipos, parándose junto a nosotros para bajar al personal encargado de distribuir las
bolsas de comida de los diferentes equipos y periódicos para del descenso (a la vieja usanza). De
pronto vimos pasar a una moto de la organización indicando en la pizarra que había
dos escapados , Mikel Nieve y Kadri, seguido de un grupo de tres corredores a cuatro
minutos y el gran pelotón a cuatro minutos y cinco segundos.
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Los escapados, Mikel Nieve y Ble Kadri |
El corazón empieza a acelerarse y nos invade la alegría,
nuestro sueño está a punto de cumplirse. La gente empieza a emocionarse y a
tomar posiciones en la carretera, estrechándola, dejando un angosto pasillo
por donde solo cabía un coche, empezando a vitorear y a aplaudir. Ya se ven las
motos de los gendarmes y tras ellos los dos escapados, la gente enloquece. Luego
pasa el terceto perseguidor, los gendarmes, se las ven y se las desean para
intentar controlar al personal. Siguen pasando ciclistas aislados, se nota que el puerto es duro y de pronto el
gran pelotón, en cuyas primeras posiciones pudimos ver al líder de la general
Vicenzo Nibali, a Rafal Majka, líder de la montaña y Alejandro Valverde un poco
más atrás. También vimos pasar a Luis Ángel Mate que iba bien colocado, Purito sufriendo en los últimos metros del duro ascendo y después del pelotón
fueron pasando los ciclistas descolgados, destacando al dorsal 177 de Cofidis,
Andrien Petit, por su buen humor, haciendo gestos para que le aplaudieran y llevándose
la mano al oído como diciendo que no se enteraba y que aplaudieran más fuerte.
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Rafal Majka, líder de la montaña y Vicenzo Niballi, líder de la general |
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Alejandro Valverde |
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Nuestro marbellí, Luis Ángel Mate "El lince" |
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Joaquín Rodriguez "Purito" |
Por último pasaron los coches de los directores de equipos.
El paso del Tour, duró unos escasos 20
minutos que fueron muy intensos y emocionantes, lo recomiendo, merece mucho la
pena vivir el antes, el durante y el después
de la carrera.
El año que viene intentaremos repetir esta inolvidable
experiencia y con nuevo desafío en mente, ya que me llevaré la bici, sudaré el maillot y lo sufriré.
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