NO SIENTO LAS PIERNAS

martes, 5 de junio de 2018

IRONMAN DE LANZAROTE (26/05/2018)


En mayo de 2017, mientras corría los 101 km de Ronda, hablando con mis compañeros de fatiga Juan Rodríguez y Javi San de carreras (como no podía ser de otra manera) surgió la idea de participar en el Ironman de Lanzarote, conocido como uno de los más duros del mundo.
En ese momento la idea me gustó muchísimo, y más aún porque estaba buscando un cambio de aires, un pequeño descanso del trail, puesto que llevaba 2 años entrenando bastante y empezaba a estar cansado de la misma rutina.
Desde 2015, fecha en que corrí el Triatlón Olímpico de Sierra Nevada había estado rondando la idea en mi cabeza de hacer un Ironman, pero la natación me causaba bastante respeto y no terminaba de decidirme.
A finales de 2017 me inscribí sin pensarlo mucho…..como casi nada de lo que hago y ya solo tocaba entrenar para acabarlo dignamente.
En enero de 2018 comencé con un plan de entrenamiento de una revista que pude adaptar a mi trabajo y obligaciones familiares, consiguiendo un entrenamiento de aproximadamente 8 h semanales repartidas en 6 días/semana, muy por debajo de las 12/15 h. que se recomiendan para este deporte.
El pasado 26 de mayo me dirigí hacia Lanzarote con la intención de disputar mi primer Ironman y casi sin darme cuenta estaba recogiendo el dorsal y preparando el material, el cual debía estar depositado el día antes en bolsas de colores en los diferentes puntos de las transiciones.
Esta aventura iba a compartirla con Nico Guzmán, Jorge Rodríguez, Juan Rodríguez, Yolanda, Teresa (Hija) y Teresa (Madre)
Una vez depositado todo el material y tras una buena carga de hidratos y escasas horas de sueño me vi en la playa, a las 7:00 h. de la mañana rodeado de un montón de locos dispuestos a tomar la salida de esta gran aventura.
Salí del agua después de las dos vueltas al circuito de 1,9 km con muy buenas sensaciones y casi sin dar/recibir ningún golpe.
Me cambié el neopreno por la ropa de ciclismo y me dispuse a afrontar una etapa de 180 km en las que el viento me azotaría en todo momento de cara y lateralmente, lo cual no me permitía permanecer durante mucho tiempo acoplado y bajar con precaución, ya que en uno de los tramos pude presenciar como una ráfaga de viento derribaba a un corredor que iba delante de mí a escasos 200 m.
Finalizada la etapa de ciclismo me dispuse a correr, pero las molestias de estómago que habían comenzado en el sector ciclista se agravaron y me impidieron llevar un ritmo cómo de carrera, teniendo que alternar tramos andando con tramos corriendo.
A partir del km 15 mi estómago se cerró y no aceptaba ni comida ni bebida.
Allá por el km 25 de la maratón, mi amigo y compañero de fatigas Juan Rodríguez se puso a mi lado, dándome ánimos y marcando un ritmo de carrera que me llevaría hasta la meta dentro del tiempo.
Entrar a meta por ese pasillo lleno de gente animando y escuchar por megafonía ¡¡¡You are an Ironman!!! no tiene precio.
Agradecer a tod@s l@s que estuvisteis siguiéndonos y dándonos ánimos hasta la 01:00 h. de la madrugada.

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