El día 7 de diciembre a las 5 de la madrugada nos levantamos y nos
pusimos a cargar todo el material necesario para la prueba, junto con las
bicis.Desayunamos y a la carretera, camino de Paterna de Rivera, teníamos por delante ciento y pico de kilómetros.
Llegamos a las ocho y veinte, hacía frío y el fuerte viento de levante aún lo hacía mas duro,aunque el cielo estaba raso. Tras bajar las máquinas nos tomamos un café y guardamos las bicis hasta la hora de la salida.
A las nueve y veinte comenzamos a rodar todos en grupo desde la venta Cantarero donde estaba ubicada la salida y meta teniendo por delante 60 kilómetros de pura bici
.
Una de las dificultades mas notables de la jornada se encontraba entre los kilómetros tres y cinco, zona técnica, cada vez se ponía peor, a Virginia le
cogía fría y la falta de experiencia que unido a los nervios, comenzó a pasar su primera crisis de querer coger a los que
iban delante demasiado pronto.
Pasados unos kilómetros se recuperó y ya empezó a su ritmo que mantuvo durante el resto de la carrera.
La prueba estaba llena de retos para ella y había que ver si era
capaz de superarlos sin irse al suelo,ese era el objetivo llegar a casa
viva.
A tren conseguimos integrarnos en el centro del pelotón para que
nos llevaran, pero en San José del Valle, kilómetro 15 el terreno cambiaba
y tras encarar una subida estrecha donde sólo subíamos de dos en dos
(parecida a la subida del salinas,pero con mas pendiente y mas corta)
teníamos que bajar por una trialera donde el pelotón se disgregó.
Luego fuimos por una carretera local durante once kilómetros, en esa carretera nos fuimos uniendo formando grupetas. Tras dejar la carretera comenzó una pista en buen estado, allí nos
reagrupamos y esperamos a unos compañeros que habían roto los
rodamientos y estaban solucionando el problema.Fue aquí donde conocimos a
Salvador, luego dejamos el carril entrado por una vereda en muy mal
estado,y fuimos rondando paralelo a un río, en algunos casos había que
ir agachados por la dificultad que presentaba la vegetación, había zarzas
con unas ganas de darte el día.
Después del avituallamiento nos internamos por una carretera que nos llevó hasta un camino en muy mal estado casi hasta Paterna.Los últimos ocho kilómetros eran libres para quien quisiera.
Al llegar a meta guardamos las bicis en la venta, y a comer, había
tortilla de patatas,ensalada de patatas y paella, pero a lo grande con
calamares, mejillones y langostinos. La bebida cada uno pagaba la
suya, todo estaba buenísimo, ah!!! y pan de campo,del bueno.
Sortearon un jamón y muchos regalos,nosotros no pillamos nada.
Impresiones:
La carrera fue muy bonita por los lugares que rodamos,en algunos
casos parecía la zona de Ronda y los 101,pero no estaba la legión. La dureza ya se sabe que la pone uno,pero bien es cierto que el terreno en gran parte del recorrido era bastante técnico.
El pelotón estaba compuesto por unas doscientas unidades, dos
vehículos de protección civil, motos y varios miembros del club Paterna
bike que organizaba el evento, fraccionados entre los corredores para
que ninguno se perdiera y dos a cola de pelotón a ritmo del último.
La comida estuvo muy bien, ya quisieran en otras prueba de las que se pagan ofrecer lo mismo.
El ambiente buenísimo,mucha camaradería y buen rollo.
La organización de lujo, volcados en todo momento con los asistentes, todo eran atenciones y buenos gestos.
Lo peor fueron las caídas que se produjeron, fueron bastantes, aunque
la peor fue la de una chica que no pudo terminar la carrera y que en la
comida tenía el brazo vendado o escayolado,no lo se muy bien.
Virginia, se desenvolvió con impaciencia al principio, pero luego con
bastante soltura en el terreno técnico, teniendo en cuenta que era su
primera prueba y nunca había echo una ruta del nivel técnico de esta.
Así que los dos contentos y enganchados, hasta el punto que quiere
entrenar mas y por todo tipo de terrenos,y por supuesto ha quedado
encantada igual que yo con esta prueba y con los Paterna
bikes, volveremos.
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