Después de estar mirando las predicciones meteorológicas durante toda la semana, nos acabamos resignando a que en el Homenaje “llovería”, aunque con el optimismo de que la esperanza es lo último que se pierde y viendo que el cielo no terminaba de romper a llorar, cargamos en la bolsa de viaje doble equipación,… que si para el calor, que si para el frío, que si para la lluvia,…tanto para la marcha como para los que iban en bici, total que parecía que nos íbamos a pasar una semana a Ronda en vez de un fin de semana. Así que cargados hasta las trancas y en el coche de los toreros, nos dirigimos a Ronda para enfrentarnos cada uno a nuestro toro, mirando con recelo al cielo a ver si se dejaba capear.
Salimos el sábado por la mañana, con la intención de llegar a nuestro hogar rondeño (así lo consideramos) para la hora de comer y realizar un picoteo (cervecita imprescindible, tinto de verano fresquito, tortilla de patatas que no falte, embutido rico-rico, etc.). Descansamos un rato, para más tarde dirigirnos a Ronda City y poder asistir a la conferencia presentación del V HOMENAJE A LOS 101KM. Quedamos con Miguel "Er Guerrilero" y nos fuimos a cargar un poco más el estomago con un café con churros en la calle La Bola (ya íbamos gastronómicamente pletóricos y aún quedaba más).
En la conferencia empazamos a ver caras conocidas, ya se notaba el ambientillo. Todas las conferencias fueron interesantes, la presentación realizada por Núria, iba dando lugar a las diferentes exposiciones, siendo la más emotiva la expuesta por Abencio (Pretoriano de Tomares), que hizo que a más de uno se nos cogiera el nudito en la garganta (snif, snif…).
Posteriormente nos dieron una copita, bueno mejor dicho unas cuantas, además de un surtido de croquetas, lomo, chorizo, un exquisito jamón, total que salimos “jinchaos”. Allí pretendíamos encontrarnos con nuestros amigos del CD MANTEKA, pero no pudo ser, lo aplazaríamos para el día siguiente. Conseguimos realizar una retirada a tiempo.
Madrugamos para preparar el desayuno con calma. El tiempo parecía que iba a estar a nuestro favor, amaneció un día espléndido, solecito y no se divisaba ni una nube, yo de todas maneras eché el chubasquero ligero a la mochila, los beteteros lo llevarían también. Llegamos sobre las 8:15h a la Alameda donde se reagrupo el completo de Los No Siento Las Piernas: Manuel, Miguel, Rafael y Javi. Langui, de los Manteka, nos vió y se acercó a saludarnos, que agradable sorpresa ¡por fin coincidíamos!, ellos también, mayoritariamente, pedalearían por la Serranía de Ronda. Preparados , listos ...adiossss.
Quedamos los marchadores, había ganas, había motivación y había incertidumbre sobre cierta molestia que había tenido durante la semana en el poplíteo derecho (suena erótico, pero por lo visto es un músculo que no sabía ni que existía). Cuando dieron la salida la gran mayoría echó a correr, me quedé un poco con la duda, que hago corro como el resto o voy caminando para empezar, …quizás arrastrada por la marea de gente que me iba pasando fui contagiada a seguir corriendo hasta que llegamos al primer camino de zahorra donde la cosa se calmo de forma generalizada. Ahora había que poner el ritmo adecuado para no pinchar más tarde. Me crucé con los Pretorianos capitaneados por Mª Ángeles, donde se encontraban Oswaldo y Abencio entre otros, íbamos manteniendo el ritmo de forma amena con comentarios, anécdotas, reencuentros. Me veo fuerte, así que decido tirar “pa´lante”´. Observo que alguien lleva una camiseta de los Sus-muráis, pone Diego, ¿será Diego el de Tarifa?, así que opto por preguntárselo, afirmativo, tras las presentaciones decido quedarme con ellos, Diego se ve fuerte, acompañado por su cuñado Rafa, el cual iba un poco tocado de la espalda, pero aguantando el tirón como un campeón.
He hecho bien en bajar el ritmo, empiezo a sentir molestias serias en el dichoso poplíteo. Antes de comenzar la subida del antiguo camino a Ronda los de protección civil me echan un poco de reflex, mejora momentánea, como me dijo un marchador que me vio resentirme parada momentáneamente masajeándome la lesión ¡mejor ni lo pienses!. Así hice, agaché la cabeza, solo quedaba la mitad, había que acabar y cuanto antes, mejor.
Echamos alguna carrerita por el sendero paralelo al tren que va llaneando, y posteriormente nos separamos “Los Cuñaos” y yo, ellos para seguir con la ruta larga y yo para terminar los km de acceso a Ronda según versión corta. Como la molestia en la pierna no cesaba decidí realizar el último tramo al trote, exceptuando la cuesta del cachondeo en la que fui a paso ligero.
En el último tramo me crucé con todos los de la peña. Primero con Miguel ¡Adiós Campeón!, después con Rafael ¡Vamos Máquina!, luego por la zona de los molinos con Javi, besito y foto y por último con Manuel ¡Ánimo!. Cada uno a su ritmo, todos iban bien. En la subida hacía el Puente Nuevo marcho bastante ilusionada, esto estaba terminado. Carrerita a meta, cámara de fotos en mano y conseguidos los 23 km.
Busque enseguida al fisio a ver si me arreglaba algo de la lesión, y tras un intenso masaje, me comentó que la cosa no pintaba bien, habría que hacerle seguimiento al tema. Por lo demás me había visto bastante fuerte, incluso se me había hecho corta, podría haber llevado un ritmo más fuerte. Para ser mi primera media de montaña e ir haciendo amigos no llegué a las 4 horas, contenta con el resultado aunque con el gusanillo de poder haberlo echo mejor, y así lo intentaremos en la próxima ocasión.
Aguerrida.
En cuanto al resto de la Peña, 69km en MTB:
Salimos de Ronda paseando por sus calles con mucho fresquito, ya había algunos con mucha bulla, aunque la prueba no era competitiva. Llegamos a la "zona del barro", donde se formaron grandes aglomeraciones de personal debido a las fuertes pendientes y al barro, todo el mundo echó pie a tierra. Allí coincidí un rato con el gran amigo Langui de los Manteka viendo pasar algunos curiosos artefactos con ruedas, el tío del patinete (de fabricación propia) y otro que se atrevió a pasear por esos montes con una bici de carretera.
Los descensos eran bastante arriesgados, las ruedas no giraban, iban deslindase, y más de uno acabó con una mascarilla de arcilla sobre la piel.
Nos desviaron hacia la Cuesta de la Raspa dirección Montejaque. Al pasar por el centro del pueblo se asomaron las Marías a animarnos, les preguntámos si habían puesto el puchero, para tomar algo calentito a la vuelta, las mujeres se echaban a reir.
Comienza la zigzagueante subida a la ermita, calvario asegurado y posterior descenso por la otra vertiente en dirección hacia el cuartel de la Legión. Antes de llegar a éste nos cruzamos con la aparatosa caída de un compañero, al cual iban sacándolo en volandas entre cuatro, siendo trasladado por un estrecho sendero de dificil acceso hasta la ambulancia. En el cuartel, avituallamiento, atiborramiento de pastelillos y vuelta a la batalla.
Nos dirigimos a Arriate y su conocido repetidor, única cuesta que logré subir sin poner el pie a tierra. Llegada a Ronda y comienzo de la segunda vuelta del recorrido, bajando por la Cuesta de Campillo, con sus puñeteros escloncitos, que entre los máquinas que venían terminado la prueba, marchadores y guiris haciendo fotos, fue todo un batiburrillo bastante peligroso. En el fondo del Tajo me encuentro con Aguerrida que iba hacia meta plantándonos un besazo "give me power" ya que tenía que afrontar todas aquellas cuestas realizadas anteriormente, tanto pa´rriba, como pa´bajo. Uf! Así que agaché la cabeza y a piñón.
Subí de nuevo la ermita a molinillo, hasta las últimas rampas, que no eran rampas, ERAN PAREDES. Allí empujé la bici junto a un madrileño que flipaba por la dureza del recorrido y se lamentaba diciendo ¡NO SIENTO LAS PIERNAS!, ...jajaja... me eché a reir por la familiaridad de sus palabras. Me contaba, que lo peor era que tenía que volver a Madrid en coche ese mismo día y le dolían hasta las pestañas.
Llegando de nuevo a la zona del barro, comenzó a llover, descendiendo por el lodazal medio patinando medio a pie. Los últimos repechos hacia meta se me hicieron puertos de 1ª categoría... y sin olvidar los escalones de la Cuesta de Campillo, ahora subiendo y que los tuve que hacer empujando hasta el último puesto de control. A partir de ahí plato grande y buscar la meta. Fin de la paliza.
Ya en meta junto a Aguerrida buscamos a Langui. Bocata, cervecita y un rato de charla con los Manteka, donde cambiamos impresiones sobre la carrera, además de contar batallitas pasadas y las ganas de preparar futuras aventuras.
No Siento las Piernas
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