Os presento las vivencias de David Mota y de Pepe Barutell
DAVID MOTA :BATALLA BANDOLERA
Lluvia, barro, frio…palabras no sé en qué orden poner, como
el peor de los enemigos en el territorio Bandolero de este año. Los días
anteriores a la carrera, con expectación comproba la meteorología y con intriga
miraba casi por hora, las aplicaciones en mi smartphone, para esperar una
sorpresa…pero nada esta no llegó. Jueves y viernes los pasé en Sevilla de
formación, y el viernes, el agua se hizo patente de manera bien abundante en la
capital hispalense…mis dudas se sembraban en mi mente, y quizá la falta de ropa
apropiada para “La Batalla Bandolera”, comenzaba a circular por mi cabeza,
mientras atentamente oía las palabras del ponente en mi formación.
A mi llegada a Prado del Rey acompañado por mi familia, me
estaban esperando la lluvia, el frío y el viento. Allí nos encontramos mi
hermano el incombustible “Gran Pepe”, nuestro compañero de viaje Andrés y los
Super No siento La Piernas, Barutell y a la postre, Gran Campeón Bandolero,
Manolo Lara (menos mal que solo vino a probar como se encontraba).
Recogida de dorsales, visita a la Iglesia, donde Jesús Nazareno en su anual
besapié, nos espera y bendice para protegernos ante las adversidades del día
que nos esperaría. Y seguro fue así, porque ante las duras, quizá me quedo
corto, durísimas condiciones a las que nos enfrentamos, una protección suprema
tuvimos.
La noche anterior, fue un auténtico diluvio, apenas
descansé, el sonar de la lluvia sobre no se que tejado, me impidió dormir, y mi
mente se desplazaba hacia donde se podrían encontrar mis amigos que corrían la
novedosa “100 milla”, con el diluvio, granizo, frio…en fin…no había vuelta
atrás. Madrugón, elección de prendas, preparativos…muy difíciles, ya que las
malas condiciones nos obligaba a elegir con mucho cuidado. Yo contaba con la
inestimable ayuda de Cristina, mi mujer, y mi Davilillo, fiel escudero. Villaluenga
sería el lugar elegido para cambio de ropa, como el año anterior. Pero la
elección no fue correcta, pensando en el año pasado, allí llegué aún con
luz…este año era una tarea complicada, o mejor aún, imposible.
Tampoco contaba que estaría muy mojado o quizá pensé que no
estaría todo el dia lloviendo. Todo lo contrario, desde la salida no paro de
llover débil, pero lluvia. Esa lluvia que teniendo en cuenta, el viento, a las
pocas horas de estar en carrera, aun llevando un buen chubasquero, ibas
“calado” por completo. Increible…pero ilusionante y un reto. Lastima no
finalizarlo. Hasta EL Bosque, “trote Mota”, bastante bien, pero charcos y barro
imposibles de rodear, subida al cementerio, primer aviso, aperitivo de lujo
para el plato fuerte del “corta fuegos”. Quizá me tachéis de no se que…pero me
gusta esa subida, aún habiéndose convertido en un pequeño riachuelo, por lo que
caminabas por agua y barro…y además este año…sorpresa, giro inesperado en la
cima, para seguir subiendo y bajando, por pistas de patinaje, pero el hielo era
barro. Sin lugar a equivocarme, esa protección a la que antes hice mención, se
hizo patente en la bajada de Albarracín, indescriptible, para explicar esta bajada
y sus condiciones había que estar allí…
Las horas pasaban, la humedad interior estaba en su grado
máximo, el frio iba haciendo mella, la soledad tampoco ayudó mucho. En los
Llanos, llegué bien, físicamente y de tiempo. No te podias parar demasiado, te
enfriabas y podías caer, así que reponer fuerzas rápidamente y siguiente
objetivo, El Boyar. Fueron duros, no por el terreno, olvidemos el barro y
charcos, me refiero a pendientes y terreno técnico, sino por la moral pensando sobre
todo en el frío. Llegar al puerto del Boyar, implica a posteriori, subida al
Simancón, en la noche con un aumento considerable del frio y mojado hasta los
huesos…y después de esto bajada a Villaluenga, aún sabiendo que te espera el
queso payoyo, creo no era suficiente para continuar. Decidí abandonar en El
Boyar. Satisfecho con los 33 km que hice, teniendo en cuenta las condiciones a
las que nos enfrentamos, y con una mala preparación en lo que a ropa se
refiere. De todo se aprende y en esta carrera, creo que todos aprendimos y no
poco.
Aunque acabé bien contento,
culminado con la hazaña de nuestro amigo “El gran Manolo Lara”. Fantastico,
todo un campeón. Desde la vecina localidad de El Bosque, donde nos alojábamos,
nos fuimos a ver a Manolo llegar. Momentos de emoción y alegría, al ver a
nuestro amigo cruzar la línea de Meta extenuado pero feliz. Enhorabuena amigo…
En fin..,durísima batalla, pero
no perdida por abandonar, todo lo contrario, más que una carrera, hay que
tomarla como una lección. No perdimos los que abandonamos, la sierra nos ha
dado una tregua, ella continuará allí, esperando a aquel que quiera
enfrentarse. Nos desafía cual duelo entre titanes y podemos aceptar el reto. Si
se pone exigente, hemos aprendido a poder hacerle frente con mas garantía de
triunfo. Así que, quien sabe, algún año puede ser, me vuelva a enfundar mi
camiseta azul cielo de mi club y con ella volver a conquistar la Sierra
Bandolera, con o sin lluvia…el duelo está servido…hasta la vista Simancón.
PD…mi mas sincero agradecimiento
a Cristina y Davilillo, son mi combustible, los cuales al llegar a Prado del
Rey en esa furgoneta la cual poco nos gusta utilizar a los “locos de la
sierra”, me recibieron con honores de campeón. No olvidaré las lágrimas de mi
hijo viéndome llegar “vencido” y con esa preocupación en el cuerpo con sus solo
8 años, por ese padre que a la Sierra Bandolera se enfrentaba. Mi mujer se
contagió al ver al mini David, sabiendo que había puesto mucha ilusión en la
carrera y llegaba antes de tiempo…mis bombonas de oxigeno en los momentos de
flaqueza…gracias y hasta la próxima, porque seguro estarán ahí.
PEPE BARUTELL
Bandolero un finde de experiencia. Fin de semana de
furgoneta con Manolo con previsión de agua, no, de diluvio.
A la llegada del viernes a Prado del Rey fuimos a por los
dorsales, donde nos encontramos a David y Pepe Mota y a Andrés Mora. Después de
una cerveza con la familia Mota, nos fuimos al bar Casino del pueblo, a por los
famosos bocatas manta. Después de cenar nos fuimos a la furgoneta, a descansar
para el día de la carrera. La noche fue dura de viento y lluvia q nos
zarandeaba la furgoneta, y no dejamos de pensar en los héroes de la larga.
A la mañana pertrechados de ropa para cambiarnos, cortavientos
y chubasqueros nos fuimos al cajón de Salida. En ese momento aproveche para
llamar a la familia para que me cargara las pilas de ilusión y
motivación. Antes de entrar en el cajón, el personal de
organización comprobaba que se llevará el material obligatorio.
Después de enseñarlos y en el cajón nos encontramos al resto
de los integrantes del Club.
La salida con mucha lluvia y previsión de parar hasta a las 5 de
la tarde. Salimos todos al trote, y antes de llegar al El Bosque me encontré a
David Mota, con en que llegue al primer avituallamiento. En la salida de El Bosque
pasado el cementerio comenzamos el cortafuegos que estaba impracticable por el
barro se me fue David, al que no volvería a ver hasta la noche. Desde allí
hasta el refugio de los Llanos del Campo, hice la carrera solo. El entorno
seguro que era una maravilla pero mi objetivo y creo que el del resto de participantes era no caernos con tanto
barro y lluvia. Tras un par de caídas llegue al km 27 a los Llanos, donde
después de meterme en el refugio y de cambiarme de ropa y viendo lo que
quedaba, el tiempo y el frío que tenía decidí retirarme porque aunque podría
haber llegado al Boyar, lo mejor y más lógico era retirarme.
Sabiendo que por detrás venían Pepe Mota y Andrés, los
espere antes de montarme en el autobús que nos llevaría al pueblo. En ese
momento realice la llamada de rigor para tranquilizar a la familia y una vez
llegaron los compañeros nos llevaron al pueblo. Tras una ducha de agua caliente
y de ponerme ropa seca, me fui a entregar el chip en meta. En ese momento me
encontré a David Mota quien se había retirado en el Boyar.
Tras la cena y sabiendo ya que solo seguía en carrera Manolo
Lara, me fui a la furgo a dormir y a hacerle el seguimiento con la aplicación.
A las 8:30 de la mañana sabiendo que había pasado El Bosque me fui a la meta a
recibirlo y al resto de héroes que estaban terminando la carrera.
Nosotros que vivimos solo una parte pequeña podemos decir
que son unos HEROES, porque el día fue
durísimo y épico.
Vi a gente que terminaban llorando, otros riendo, a
familiares preocupados por los corredores y lo que más me llamo la atención fue
ver como nuestro Campeón venia arropado por todos los miembros del Club que lo
esperamos cerca de la meta. Tengo que decir que algunos nos emocionamos. En
estos momentos me doy cuenta que somos una gran familia que disfrutamos de
nuestra pasión en campo y de los éxitos de los compañeros.
En definitiva saco en claro que el año que viene la volveré
a intentar y que estando rodeado de gente así, da igual no terminarla.
Gracias a todos por vuestros apoyos y Manolo ha demostrado
ser de otro planeta
MANOLO LARA
Tras una semana atento a unas predicciones meteorológicas que no mejoraban, el pasado viernes día 3 de marzo nos desplazamos hasta la localidad de Prado del Rey para correr el UTSB en la modalidad de 86.
Conforme nos acercábamos a la
localidad, el cielo se tornaba más negro, barruntando el agua que poco después
de llegar nos sorprendió en la recogida de dorsales.
Tras unas risas con los amigos
que allí esperaban y unas cervezas, cuando nos disponíamos a irnos a descansar
comenzó un temporal de lluvia y viento brutal que me hizo acordarme de los
amigos que estaban disputando la modalidad de 166 Km, a los cuales les habían
advertido de la existencia de neveros en algunos puntos de la carrera.
La noche pasó entre el fuerte
ruido de la lluvia y el viento meciendo la autocaravana.
Una vez despierto y desayunado
empecé a preparar la ropa de batalla, eligiendo acertadamente salir con
impermeable, pantalón de lluvia y casi al final, añadiendo al atuendo una
camiseta interior que posteriormente me mantendría seco y caliente hasta mi
llegada a Villaluenga, donde tenía previsto hacer el cambio de ropa para
afrontar la noche.
Salimos con lluvia, la cual no
cesó hasta las 20:00 h aproximadamente. El ritmo era alegre en los primeros
10/15 km, a partir de ese momento comenzaron las subidas y bajadas, habiéndose
convertido los caminos en ríos que me mantuvieron los pies mojados durante toda
la carrera.
Pasaban las horas muy rápido y
los kilómetros muy lentos. El paso era firme, siempre con cuidado de no hacerme
daño en la rodilla que estaba recuperándose de una tendinitis.
Bajando uno de los cortafuegos
del principio tuve una caída con la suerte de frenar contra un árbol……otros
arrastraron el culo varios metros más chocando contra piedras.
Los ritmos de carrera, estudiados
en los días previos se iban cumpliendo, lo cual me transmitía tranquilidad y me
permitía pasar los cortes con cierta holgura.
En el avituallamiento de
Benamahoma (Km. 68,60) donde llegué sin baterías en el reloj nos comentó un
señor de la organización que iba muy justo de tiempo, lo cual me hizo sacar
fuerzas de donde no había y aumentar el ritmo a paso legionario.
En la entrada a Prado, noté que
un vehículo se aproximaba y empezaban a gritar….miré y allí estaban mis
compañeros de fatiga los hermanos Mota, grandes deportistas y mejores personas.
En ese momento me invadieron muchas emociones que se juntaron con la llegada a
meta, hasta la cual fui acompañado del gran Pepe Mota y donde me esperaban más
amig@s.
¡¡¡Reto terminado!!!
Agradecer a todos los que estando
o no en meta me apoyaron y siguieron durante todas las horas que duró esta
locura.
Mi más sincero reconocimiento
para los que decidieron no salir y para los que salieron y sabiamente se
retiraron.