El domingo 31 de enero salimos temprano camino al Picacho en Alcalá de los Gazules, donde se celebraba la 4º prueba del circuito provincial de Orientación.
Para empezar el día bien, nos perdimos y llegamos hasta las cercanías de Ubrique, cosa que nos hacia pensar… qué será de nosotros con una brújula en la mano. Una vez llegamos a las inmediaciones del lugar donde se celebraba la prueba, le preguntamos a un “amable” y “gentil” Guarda forestal (tenía un cabreo de mil pares de c…. porque le iba a tener que tocar trabajar…y como “buen” funcionario no se le veía muy acostumbrado y menos en domingo), dónde se celebraba la prueba.
Una vez el la zona de aparcamientos, nos reencontramos con nuestros queridos hermanos del C.D. Manteka, saludándonos efusivamente, recogimos la documentación de la carrera y nos fuimos hacia la salida donde nuestro hermano Langui, (el supercampeón provincial de orientación) nos dio una clase magistral sobre el manejo de la brújula y el mapa, aunque solo se nos quedó eso de mirar el musgo en las piedras.
Cada pareja salió a una hora programada y según la categoría las balizas a lo largo del recorrido serían diferentes. Poco a poco iban apareciendo las ansiadas balizas para asombro de nuestros ojos. El recorrido transcurrió fluido y sin incidentes, con los problemas propios de los iniciados respecto al desconocimiento de la simbología y a la falta de práctica.
Nos dio tiempo a realizar alguna que otra foto del paisaje y a disfrutar de un recorrido de gran belleza, a pesar de estar todo embarrado.
Ya en meta nos reunimos con nuestros compañeros de fatiga los Mantek@s, disfrutando de una comida de convivencia a base de chicharrones de la Venta el Frenazo y chicharrones de Jerez (Hermanamiento de chicharrones), tortilla de patatas y otras ofertas culinarias, regado todo con Ribera del Duero, tinto de verano y refrescos.
En general, una experiencia muy agradable que esperamos que se repita pronto.
Nota: Los No Siento Las Piernas, debido al alto nivel culinario que están llegando a alcanzar las comidas de convivencia, se vieron en la obligación de degustar el día anterior “los chicharrones” para corroborar el buen sabor de los mismos.